Casi un millón de personas vieron Un cuento chino en la Argentina. La historia arranca con una vaca cayendo del cielo y hundiendo un pesquero. ¿Que loco no?
Pero eso fue cierto, eso sucedió
En 1997 en un avión militar ruso viajaba una vaca robada… y parece que se puso como loca. Los militares que la habían robado decidieron tirarla por la seguridad de ellos mismos.
Esa vaca cayó sobre un barco pesquero japonés y lo hundió
No había nadie pidiendo matrimonio que se sepa…
Sebastian Borenstein con esa historia se imaginó que podría ser un buen disparador de una película y así se generó Un cuento chino, que sonaba mejor que Un cuento japonés. Ese fue el origen de Un cuento chino, como el contó muchas veces. Se imagino la historia que podría haber ocurrido después, obviamente adaptada al cine con cosas de ficción.
Acá la crónica de Clarín en 1997
(Moscú. Reuter).- Creer o no creer. Ese fue el dilema que se les presentó a los tripulantes de una lancha patrullera rusa al rescatar a los naúfragos de un pesquero japonés: «Una vaca cayó del cielo y nos hundió el pesquero», intentaron explicar los marinos en desgracia al ser rescatados. Ante la duda, los rusos decidieron detenerlos.
La historia llegó a ser publicada por el diario Komsomolskaja Prawda, hace unos seis meses, en una pequeña sección de noticias insólitas, del tipo Créase o no de Ripley, e hizo reír a miles de moscovitas.
Pero con el tiempo se descubrió que el cuento de los pobres náufragos japoneses era real.
No solo eso: la vaca que cayó del cielo ruso y hundió el pesquero japonés figura en un informe de la Embajada alemana en Moscú que lleva un sugerente título: «La seguridad en el cielo de Rusia».
El informe llegó desde Moscú a la Cancillería alemana en Bonn el 24 de abril pasado y lleva la firma de un alto oficial de la Embajada, Oberst Harden.
Banda de delincuentes
Investigaciones hechas por las autoridades rusas descubrieron que detrás de la insólita historia del hundimiento del pesquero japonés había una banda de delincuentes. La historia fue publicada por el diario alemán Hamburger Morgenpost en su edición del martes pasado.
Según descubrieron los investigadores rusos, un grupo de soldados se dedicaba a robar ganado y a transportarlo por avión.
«Miembros de las fuerzas armadas rusas robaron un par de vacas y se las llevaron en un avión.
Pero durante el vuelo las vacas se descontrolaron y ante la posibilidad de un accidente aéreo la tripulación se vio forzada a tirarlas al vacío», dice el diario alemán citando el informe de la Embajada. «Con tanta mala suerte -conntinúa- que una de las vacas cayó sobre el pesquero japonés y lo mandó al fondo del mar».
Harden cita en su informe al estadounidense Dennis Cooper, representante en Moscú de la Federal Aviation Agency (Agencia Federal de Aviación), el organismo que controla las actividades aéreas.
Donde todo es posible
El Hamburger Morgenpost se comunicó telefónicamente con Cooper, quien confirmó la veracidad de la noticia.
Sin embargo, Cooper tomó distancia del informe de la Embajada y aseguró que «nunca les informé formalmente acerca del acontecimiento».
El martes pasado Harden le dijo al Hamburger Morgenpost que «todavía faltaban comprobar algunos datos, pero la historia es absolutamente verídica».
«En los tres años que llevo viviendo en Rusia he aprendido que aquí todo es posible», dijo Harder.
«Al principio, cuando nos enteramos de la historia del hundimiento del pesquero japonés nos reímos a carcajadas.
Pero con el tiempo nos dimos cuenta que la historia era real y que también eso podía pasar aquí», concluyó.
Pero nadie dijo nada hasta el momento sobre qué habrá pasado por la cabeza de los pescadores japoneses cuando vieron que la vaca, convertida en un misil de 700 kilos, perforó el barco y los mandó a pique.
Definitivamente otra historia loca… digna de una película. Estas cosas simplemente suceden…
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